Evita los extremos de la dieta para bajar de peso. Date un “gustito” de vez en cuando. Aprende a llevar una dieta saludable sin restricciones y, lo más importante, sostenible en el tiempo.

Como todo en la vida, el secreto está en el justo medio. Ni dietas para bajar de peso que te priven por completo de tus comidas preferidas ni atracones de comida chatarra sin ningún control. Puede que con una dieta restrictiva consigas adelgazar, pero casi con seguridad recuperarás estos kilos perdidos si, en el camino, no lograste adoptar hábitos más saludables.

Por eso, muchas dietas recomendadas, aunque no sean especialmente duras, incluyen un día de descanso o la “comida trampa” (cheat meal en inglés), como señala CuídatePlus. Esta consiste en salirte del régimen una vez a la semana y comer lo que se te antoje, pero tampoco caer en gula. Es una estrategia que no solo evitará afectar tus objetivos de salud y estado físico, sino que, incluso, los mejorará.

Dos en uno

La lógica detrás de estas recomendaciones es doble. Por un lado, premia a quien ha estado toda la semana esforzándose por cumplir las pautas nutricionales de su dieta, así como de disminuir la ansiedad que ello genera. Y, por otro lado, evita que el metabolismo entre en estado “meseta”; es decir, que se acostumbre a la misma alimentación y deje de quemar calorías.

¿Por qué se manifiesta este proceso? Esto sucede porque el cuerpo interpreta la restricción calórica como una amenaza y se pone en “modo ahorro”. Entonces, ahí se abre la posibilidad de darse un “gustito”: “confundir” al metabolismo dándole una carga extra de calorías una vez por semana permitirá evitar llegar al modo ahorro.

Como explica Nuria Vilarrasa, médica de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, cuando sometemos al cuerpo a una restricción calórica, se produce una serie de cambios en las hormonas encargadas de regular el hambre. Por ejemplo, en un artículo de El País, Villarrasa menciona que una dieta para adelgazar muy severa provoca un incremento de la hormona grelina, y esto hace que el estómago “avise” al cerebro que el organismo necesita más comida.

De modo que aquí tienes dos fotagalerías con los consejos principales para darte un “gustito” sin problemas:

Tips para tu “comida trampa”

Tips para el día siguiente

La dieta que no es dieta

Si restringes la ingesta de ciertos alimentos, lo más probable es que incrementes la ansiedad. Por ello, mejor es llevar una “alimentación consciente”: la dieta que no es dieta. Esta se basa en comer todo lo que el cuerpo nos pida, pero de manera sana y equilibrada. Es decir, atender a las necesidades nutricionales de nuestro organismo sin privarnos de nada en concreto, pero sin caer en los empachos como respuesta emocional.

Como lo explica Michelle Gallant, nutricionista de la Universidad de Harvard, el primer bocado de una onza de chocolate no tendrá el mismo sabor que el tercero o el cuarto, y quizá te baste solo con uno. En declaraciones a El Confidencial, dijo lo siguiente: “Si uno aprende realmente a prestar atención a su cuerpo, se dará cuenta de que este no quiere estar engullendo comida basura todo el rato, sino que, después de ingerir un plato con muchas calorías, lo siguiente que lo hará sentir bien será una fruta o algo ligero”.

¿Cómo lograr este equilibrio? Presta atención a cuando te sientas realmente lleno. Come de la forma más lenta posible. Realiza ejercicios respiratorios de relajación antes de sentarte a la mesa. Sé consciente de cuando estás comiendo como respuesta emocional (no física). Esto te ayudará a, poco a poco, irte controlando. Entiende que no hay alimentos “buenos” ni “malos”. Esto significa que, si un día te comiste un pastel de manzana, al día siguiente tu cuerpo no te pedirá otra porción de pastel, sino una manzana.

La clave, como lo dijimos al inicio, está en el equilibrio y en lo importante de entender que ninguna dieta debe parecer un castigo. Así que cuidado con las dietas para bajar de peso, aquellas que prometen milagros a costa de un gran sacrificio. En realidad, no hay dietas saludables mejores que otras: la ideal es la que se cumple hasta el final y la que nos permite incorporar hábitos de vida más saludables, tanto en alimentación como en actividad física. Ser constante con tu entrenamiento, aprender a comer de todo un poco y saber escuchar a nuestro cuerpo es la receta del éxito.