A los 17 años, un accidente lo dejó sin una de sus piernas. Pero para el embajador PRO y campeón mundial de paraciclismo ese hecho no canceló sus sueños. ¿Dónde radica la fuerza para pedalear de nuestra principal carta en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019?

Al paraciclista Israel Hilario no le gusta perder de vista muchas cosas: la ruta en la que transita, los autos a su alrededor, las metas que se ha trazado y la forma en cómo llegar a ellas. A sus 44 años, ha demostrado que se pueden lograr los sueños más imposibles, aunque se presenten obstáculos y tragedias que, por algún tiempo, nublen los ojos de quienes las sufren.

Por esa misma razón, voltear la mirada nunca está en sus planes, ni sobre la bicicleta ni en cualquier aspecto de su vida. Hacerlo implicaría perder el norte y no hay tiempo para ello. Esa forma de pensar lo ha convertido en el mejor de su disciplina en el Perú y uno de los paraciclistas top alrededor del mundo.

Pero esos logros no cayeron por una cuota de suerte. Todo lo contrario: Israel es consciente de que le ha tomado mucho empeño y esfuerzo llegar hacia el lugar donde se encuentra. O, mejor dicho, al podio donde hoy es aclamado a nivel nacional e internacional.

—Son años de trabajo, de lucha constante. Muchas personas tienen un sueño, y en el camino se van desvaneciendo por distintas situaciones —reconoce el representante peruano para los Juegos Parapanamericanos 2019.

Nada ha sido fácil en su vida. Desde pequeño aprendió que, para pedalear hacia adelante, no basta con ser bueno. Es una suma de empeño, constancia y una mente fuerte, capaz de superar la más cruda de las adversidades.

Cuando la vida golpea

Más de un aficionado al ciclismo ha descrito a la experiencia de recorrer un lugar subido en una bicicleta como un simple placer que no tiene comparación. Esa fue la misma sensación que tuvo el pequeño Israel cuando, de niño y adolescente, rentaba una bicicleta y paseaba por su natal Huánuco.

El deporte siempre estuvo presente en sus primeros años. En una entrevista hecha por el Instituto Peruano del Deporte (IPD), comenta que, previo al accidente, quería ser nadador o futbolista. Pero el siniestro ocurrió cuando él tenía 17 años. La mañana de un viernes sufrió el impacto de un camión que lo dejó sin su pierna izquierda.

Aunque el shock emocional fue fuerte, Israel Hilario se repuso de toda esa carga psicológica que puede generar un hecho de tal magnitud, sumado a la indiferencia de la sociedad y a la falta de oportunidades que sufren las personas discapacitadas en el país. Enfrentarse a esas situaciones lo llevó a pensar en soluciones, y una de ellas fue encontrar la mejor forma para movilizarse.

“Luego del accidente me pregunté cómo me iba a transportar, y pensé en la bicicleta. Primero, de manera recreacional y, luego, de manera competitiva. Miré al extranjero si había posibilidades y viajé a España”, comentó al IPD.

La madre patria

Decir que en el Perú no hay establecida una cultura ciclista no es revelar ningún secreto. Solo en Lima, el 1.1% de la población —alrededor de 102 mil habitantes— usa bicicleta como medio de transporte, de acuerdo con un estudio elaborado por el observatorio Lima Cómo Vamos.

Encima, la falta de apoyo, en su momento, hacia el deporte paralímpico configuró un escenario poco motivador, lo que marcó su destino fuera del país: Israel armó maletas y viajó a España. Cuna de muchos deportes, en tierras europeas encontró el sostén necesario y un ambiente más amigable para la práctica del paraciclismo.

Eso sí: el país ha estado presente a todo momento en su vida personal y deportiva. Cuando conversas con él, hace esa aclaración: durante su preparación para las competencias siempre ha alternado entre el viejo continente y el Perú como lugar de entrenamiento. Para ser más exactos, en el país es común que escoja Huancayo y Cerro de Pasco, donde el cuerpo se exige más por la altitud.

Desde que emigró a España, hace más de diez años, ha cosechado grandes triunfos. En su palmarés destacan, entre otros trofeos, las medallas de oro en los campeonatos mundiales celebrados en España (2014), Italia (2015) y Suiza (2015), en las modalidades de fondo y contrarreloj.

Israel no pierde el tiempo en quejarse. Lejos de eso, invierte minutos y horas en entrenarse al más alto nivel para llegar a torneos aún más grandes e importantes, como los Juegos Paralímpicos, en los que ya participó en Brasil 2016 y obtuvo uno de sus más grandes recuerdos.

Río: la tierra soñada

Llegar a los Juegos Paralímpicos y ganar una medalla de oro es el máximo nivel al que puede aspirar un deportista de esa especialidad. Para tentar a esa posibilidad, Israel se preparó incansablemente durante muchos años. Su carrera no podía tener el casillero vacío de no haber sido parte de un evento deportivo tan importante.

Precisamente, una de las cosas que él destaca de su performance en Brasil fue la manera en que consiguió llegar. No fue por invitación, sino por mérito propio.

—En muchas ocasiones, el Perú se clasificó para torneos vía wild card (invitación que otorga el Comité Paralímpico Internacional). Pero tenemos que romper ese paradigma —asevera Israel con cierta indignación.

Antes de viajar al país vecino, Israel preparó todo lo necesario para realizar la mejor marca posible. Con la bicicleta y demás materiales listos, estaba presto a partir, cuando, de pronto, recibió una sorpresa que lo llenó de orgullo: sería el encargado de portar la bandera rojiblanca en la inauguración de evento.

Y así ocurrió. Vestido con trajes típicos peruanos, fue el abanderado de la delegación nacional en la mayor fiesta deportiva del planeta. Un honor que, según menciona, realizó con respeto y dignidad por el amor que siente hacia su patria.

El Perú en cada pedal

En cada competencia, Israel no solo pone en evidencia su calidad como deportista: donde compite lleva la bandera de Perú consigo y esa es una responsabilidad tan fuerte como el sentimiento patriota que brota de él cada vez que habla sobre su nacionalidad.

—Siempre hay que representar al Perú con dignidad. Hay deportistas que van a representarnos, pero nos falta ese ego, esa fortaleza para no llevar la bandera por gusto —reflexiona.

Con ese mismo ímpetu se ha propuesto participar en los Juegos Parapanamericanos 2019 en su condición de Campeón Mundial de Paraciclismo, y ya clasificado a los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Competir en su país, a tan alto nivel, es algo que no ocurre todos los días.

Israel confiesa que la preparación ha sido ardua, pero como todo buen chef, no brinda el ingrediente secreto: “te digo el milagro, pero no el santo”, asegura entre risas. Intentar quedarse con la medalla de oro es su gran reto. Y lo hará por él, por el apoyo que ha recibido y, sobre todo, por el público peruano que también ha puesto su grano de arena para que los Juegos Parapanamericanos sean una realidad.

En cada pedaleada, intenta dejar claro su mensaje: “el camión se llevó mi pierna, pero no mis sueños”. En cada kilómetro que recorre con su bicicleta, también quiere ser muestra de que, a pesar de las adversidades y los retos que las personas enfrentan en la vida, siempre uno debe mirar hacia adelante.

—La sociedad debe comprender que las personas con discapacidad somos productivas y también podemos lograr nuestros sueños.

Y no solo lo dice: su historia es una manera de demostrarlo.

Fuentes: IPD, Diario El Comercio, 20 minutos Bilbao, Diario Correo, COP.