¿Sabías que casi todos los músculos de tu cuerpo trabajan por igual al sumergirte en una piscina? Conoce más en esta infografía y #AlcanzaTuNivelPRO.
Seguro has escuchado esta frase: “la natación es el deporte más completo del mundo”. Incluso, se ha convertido en eslogan de esta disciplina. Y no es para menos: resulta tan cierta que habría que hacerle un monumento a quien la acuñó. A comparación de otros deportes, en los que la exigencia física también es grande, dar brazadas y patalear en el agua hace que se desarrollen más de 600 músculos al mismo tiempo.
De acuerdo con David Tanner, investigador asociado de la Universidad de Indiana, nadar activa más grupos musculares importantes que otras formas de ejercicio cardiovascular. Al hacerlo de forma constante trabajas por igual brazos, pecho, espalda y piernas, mientras que, por ejemplo, “si piensas en correr o andar en bicicleta, usas principalmente la parte inferior de tu cuerpo”.
Si tienes pensado en sumergirte al agua y ejercitarte, o quieres profesionalizar tu hábito de nadar, es importante que conozcas todos los beneficios de la natación, en especial los físicos, con el objetivo de conocer a mayor detalle tu organismo y evitar posibles lesiones. Sigue esta infografía y conoce más sobre los músculos que más empleas en cada estilo de natación.
Músculos y mucho más
Está claro que el trabajo en la piscina o el mar estimula el desarrollo de casi todos los músculos de tu cuerpo. Pero los beneficios de la natación no se centran solo en ese aspecto. A la par, ejercitarte constantemente en el agua tiene otras ventajas que también se verán reflejadas en ti.
Nadar favorece a todo el sistema cardiorrespiratorio. Antes, incluso, de aprender a nadar es clave que adaptes tu respiración a las condiciones del deporte. En esa labor, la presión que el agua ejerce sobre el cuerpo genera una mejor circulación sanguínea y presión arterial. Al mismo tiempo, la natación mejora la capacidad pulmonar para recibir oxígeno y reduce el riesgo de sufrir cualquier tipo de enfermedad cardiovascular como hipertensión, miocardiopatías, entre otras.
El trabajo del esqueleto también colabora con una mejor postura y una reducción de los males a nivel muscular, sobre todo en la espalda, zona en la que reduce los malestares lumbares y evita el encorvamiento. Además, las clases de natación también forman parte de rutinas para la rehabilitación de personas que han sufrido alguna lesión deportiva o han pasado por una intervención quirúrgica.
Para estos últimos casos, José Daguerre, médico de la Real Federación Española de Natación, sugiere que, dependiendo de la molestia o la operación, la persona debe realizar un estilo en especial. “Por ejemplo, la gente que tiene una patología en la rodilla no debería nadar a braza (de pecho) y quien tenga problemas lumbares o de la columna no puede nadar en estilo mariposa. Serían más recomendables el estilo libre y espalda, que son los que exigen menos en cuanto a técnica”, comenta. Además, debido al esfuerzo físico y trabajo muscular, la natación también genera una reducción de los índices de grasa corporal, logrando un peso adecuado para nuestra salud.
Nada y #AlcanzaTuNivelPRO
Pasar del hobby al profesionalismo hay un paso. Aunque no es fácil darlo, pues convertir un hábito en una actividad que demandará más tiempo en tu día requiere de ciertos sacrificios y labores que, a punta de compromiso, podrás cumplir. Para que esta labor sea más sencilla, puedes tomar el ejemplo del más exitoso nadador de todos los tiempos: Michael Phelps.
El tiburón de Baltimore, ganador de 28 medallas en 4 juegos olímpicos (23 de ellas fueron de oro), dividió su entrenamiento profesional en tres áreas: entrenamiento en la piscina, ejercicios en el gimnasio y una dieta acorde con los objetivos deportivos.
El más importante, claro está, es el primero. Así que, junto con su entrenador, elaboraron rutinas con series separadas por cada estilo, de acuerdo con las distancias en las que él competía: libre, mariposa y espalda a lo largo de 100 metros, 200 metros y por relevos.
Además de nadar de un lado a otro, el exdeportista olímpico también dedicaba minutos a realizar ejercicios de alto rendimiento en la piscina. Por ejemplo, se colocaba una correa de unos 8 kilos y flotaba solo con la fuerza de sus piernas. Después de unos minutos, saltaba impulsándose desde el fondo de la piscina. Eso incrementaba el esfuerzo de su cuerpo y, por ende, sus músculos trabajaban más de lo normal.
Eso sí, un programa de ejercicios en la piscina y el gym, así como un plan nutricional, requieren del apoyo de un especialista o entrenador para que te dé mayores alcances de cómo construir una rutina deportiva, de cara a participar en competencias.
Como ves, los beneficios de la natación se evidencian, en primera instancia, en el desarrollo de tus músculos. Son más de 600 que trabajan al mismo tiempo y, dependiendo del estilo que nades, desarrollarás unos más que otros. Tu capacidad cardiovascular y otros aspectos de tu cuerpo también sentirán más ventajas de sumergirte y competir en el agua. Recuerda, además, que puedes tomar PRO para reparar tus tejidos musculares y reponer la energía que gastas en cada entrenamiento. Sé como Michael Phelps y #AlcanzaTuNivelPRO.